Lanzando MENTOR: Un Viaje de Crecimiento, Resiliencia y Propósito

Hace un año, nunca imaginé que estaría aquí: lanzando mi propio negocio, creando algo desde cero y entrando de lleno en mi propósito. Pero la vida tiene una manera de empujarnos hacia los caminos que estamos destinados a recorrer, incluso cuando no estamos listos o no creemos en nosotros mismos.

En mayo del año pasado, me cesantearon. Fue inesperado, desconcertante y me dejó cuestionándolo todo. Luego, justo cuando estaba tomando las riendas y de vuelta a la carga, me cesantearon por segunda vez en diciembre. Dos despidos en un solo año. Si eso no sacude tu sentido de estabilidad, no sé qué lo hará.

Siempre he sido una líder servicial de corazón. Ayudar a los demás no es solo algo que disfruto—es parte de quien soy. A lo largo de mi carrera, he tenido la fortuna de trabajar con equipos increíbles y generar un impacto real. Pero, con el tiempo, comencé a sentirme atraída hacia algo diferente, algo más grande. Llegué a un punto en el que supe que tenía más para dar, más para crear y más para construir más allá de los roles que había desempeñado. Esa realización fue tanto aterradora como liberadora. Porque cuando te encuentras en una encrucijada, tienes dos opciones: quedarte donde estás o dar un salto y forjar un nuevo camino.

Así nació MENTOR.

Las dificultades que llevaron al crecimiento

Este último año no se trató solo de la pérdida de empleo. Se trató de enfrentar algunos de mis desafíos personales y profesionales más difíciles. ¿Uno de los más grandes? Intentar entrenar y apoyar a personas que no estaban listas o dispuestas a ayudarse a sí mismas. Siempre he creído en las personas—a veces más de lo que ellas creen en sí mismas. Pero la verdad es que no puedes forzar el crecimiento en nadie. Lo que sí puedes hacer es crear el espacio, los recursos y el apoyo para que den ese paso cuando estén listos.

Y eso es exactamente lo que quiero que sea MENTOR.

Vengo de una familia de educadores. Mi hermana, mis tías, mi papá—ellos moldearon mi amor por la educación y el servicio. Pero más allá de eso, tuve mentores increíbles en mi vida. Personas que vieron potencial en mí antes de que yo lo viera en mí misma. Personas que me guiaron, me desafiaron y me ayudaron a convertirme en la líder que soy hoy. Eso es lo que significa ser mentor—es creer, es guiar, es un compromiso con el crecimiento.

Pero mi camino no siempre fue fácil. He luchado con la duda. La ansiedad me ha vencido en ocasiones. He fallado. Mis propios miedos me han frenado y, en ocasiones, he fallado a mi equipo por ello. Sé lo que se siente estar atrapado en ese ciclo. Y por eso esta misión es tan personal para mí.

Incluso lanzar MENTOR fue un desafío

La verdad es que, incluso llegar hasta este punto—lanzar MENTOR—ha sido una batalla. Han sido meses de trabajo duro, planificación y superar innumerables momentos de duda. Hubo veces en las que me pregunté si realmente podía hacer esto, si estaba tomando la decisión correcta, si realmente era capaz de construir algo significativo por mi cuenta. El síndrome del impostor es real y aparece cuando menos lo esperas.

Pero seguí adelante.

Porque a pesar del miedo, a pesar de la incertidumbre, sabía que tenía algo valioso para ofrecer. Sabía que si lograba superar esos miedos, podría crear algo que ayudara a otros de la misma manera en que mis mentores alguna vez me ayudaron a mí. Y eso es lo que me ha mantenido avanzando.

¿Qué sigue?

MENTOR es más que liderazgo y negocios—se trata de personas. Se trata de ayudar a educadores, líderes y profesionales a romper las barreras que los frenan. Se trata de equipar a los estudiantes—especialmente a aquellos en comunidades desfavorecidas—con las herramientas que necesitan para tener éxito. Porque la realidad es que muchas personas están luchando en silencio, esperando que alguien crea en ellas. Quiero que MENTOR sea ese sistema de apoyo.

Este es solo el comienzo. Mi meta es hacer crecer MENTOR hasta convertirlo en una plataforma que empodere, eduque y eleve a las personas que aún no ven su propio potencial. Y si hay algo que he aprendido en este último año, es que los contratiempos a veces son solo redirecciones disfrazadas.

Así que aquí estoy—comenzando de nuevo, construyendo algo nuevo y eligiendo creer en la posibilidad de lo que está por venir. Si alguna parte de mi historia resuena contigo, quiero que sepas que no estás solo. Crecer es difícil. El cambio da miedo. Pero no tenemos que hacerlo solos.

Gracias por ser parte de este viaje conmigo.

Empoderemos, eduquemos y elevemos—juntos.